Veinte mil palabras (doscientos cuentos de cien palabras)

64. ¡Me pateó un elefante!

(Esta historia es real, aunque usted no lo crea.)

La familia visitó el zoológico paseando con el coche en medio de los animales mientras los niños les daban galletas. Un elefante metió la trompa para retirar el alimento y la esposa, asustada, cerró la ventanilla aprisionándosela. El dolorido animal abolló el coche a las patadas. Enojados, volvieron a casa. En la ruta los detuvo la policía acusándolos de haber escapado de un accidente. El hombre respondió que la causa del deterioro del coche era que lo había pateado un elefante. Inmediatamente fue detenido por burlarse de la autoridad. Recién cuatro horas más tarde pudo convencerlos y reanudar el viaje.

65. ¡Salió arando!

(Otra historia real, aunque siga sin creerlo.)

Venían a toda velocidad corriendo una picada. El semáforo cambió al rojo. El Torino paró antes de la senda peatonal; el Peugeot se pasó unos metros. El conductor puso marcha atrás, se colocó a la par del contendiente e hizo «roncar» el motor. El otro lo miró con displicencia y colocó la primera marcha. En esos segundos, algunos coches pararon detrás de los rivales. El semáforo cambió al verde. El Torino salió disparado hacia adelante. El Peugeot también… ¡pero hacia atrás! ¡Había olvidado cambiar la marcha! Tuvieron que esconderlo para que el conductor del auto que chocó no lo asesinara.

66. Empujame el 3CV

(Último aviso de historias reales)

El Citroën 3CV era un coche muy práctico. Se desarmaba completamente y era fácil de mantener. Tenía un solo defecto: si se detenía el motor, para arrancarlo nuevamente había que empujarlo a cierta velocidad, dadas las revoluciones del motor. Una noche el coche se detuvo en la ruta. Paré una camioneta, le pedí que me empujara, explicándole el tema de la velocidad. La conductora me miró, asintió y se fue. Quedé perplejo. Me disponía a parar a otro coche, cuando la vi venir a toda marcha. No hubo forma de detenerla. ¡Me había malinterpretado! Tuve que comprar un coche nuevo.

Estos relatos forman parte de la serie “Cuentos de cien palabras”.

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