No puedo comprender cómo se ve el silencio golpeando la cúpula fenicia que me cubre, que me hace sentir un insecto buscando libertad, sin que el calor o el frío me sosieguen. No puedo comprender cómo la bóveda de un cielo transparente me aprisiona en una superficie inerte, con la nada por toda compañera y donde sólo el vacío me acompaña. No puedo comprender que el techo no se arrugue ante las ansias de saborear espacio y permanezca bramando de nostalgia. No puedo comprender; en realidad, no quiero.
Este relato forma parte de la serie “Relatos y correlatos”.