Infinitivos

AulaEn el idioma español los infinitivos de los verbos se conforman con las partículas “ar”, “er” e “ir”. Así, por ejemplo, la palabra “am-ar” es un verbo que define un sentimiento de afecto profundo hacia alguien o algo. Pero existen muchos otros casos que el lenguaje no ha registrado de igual manera y que quisiera rescatar de ese olvido injusto en el que los lingüistas los han sumido. ¡Sí señor! Porque cuando uno es injusto con los injustos, se vuelve justo con los justos. ¿Es así, no? Bueno, de todos modos no importa. Lo que quiero es acercarles a ustedes esas definiciones arteramente ocultas al saber extra académico. Comencemos por los verbos terminados en “ar”. “Viajar mal en la línea Sarmiento de trenes” se dice “Castel-ar”. Aunque para este concepto, también se usan las palabras “Morón”, “Haedo”, “Ituzaingo”, “Merlo” y muchas otras más que no tienen terminación verbal. Se ve que es una sentencia que, de tan difundida, tiene muchas maneras de expresarse. Y se trata efectivamente de una sentencia, porque los que viajan en tren “están sentenciados” a pasarla mal. Pero sigamos con lo nuestro. El verbo que define “gobernar demagógicamente para las masas” se dice “popul-ar”. ¡Y de eso sabemos bastante los argentinos! Aunque a veces lo confundimos con “hacer o decir cosas de mal gusto o baja estofa” que es el verbo “vulg-ar”. Hay otro verbo que significa “engañar a uno dándole algo ‘trucho’ diciéndole que es bueno”. Es el verbo “simil-ar”. “Hacer negocios sucios” se dice “irregul-ar”; “sentirse superior a los demás” se expresa como “particul-ar”; “ir y venir sin ton ni son” se dice “pleam-ar”; “ganar la lotería sin esfuerzo” se define como “az-ar”; y “tener mucho frío” se dice “pol-ar”. “Refugiarse económicamente en una moneda fuerte” se llama “dól-ar”. Este es un verbo no sólo bien conocido sino también muy usado por los argentinos. “Oler profusamente a limón o naranja” se dice “azah-ar”, “sostener a alguien o algo que se está cayendo” es “pil-ar”, y “sentir un gusto dulce en la boca” es “azúc-ar”. “Ungul-ar” se traduce como “limpiarse las uñas de los pies con un escarbadientes”. Es un verbo un tanto asqueroso, pero un verbo al fin. “Recibir en tu casa a una persona que no querés ver” se dice “famili-ar” y “sentirse solo y apenas aferrado a algo por una parte mínima” se dice “peninsul-ar”. Hay verbos de una sola sílaba, como por ejemplo “m-ar”, que quiere decir “tener una gran extensión de agua que no se puede beber”, “p-ar”, que indica “andar de a dos”, o “l-ar”, que significa “vivir en una casa”. Un sinónimo de este último es “hog-ar”. El verbo que expresa el éxito de los artistas es “estel-ar”. Y el que significa “sentirse bien” es “bienest-ar”. Hablando ahora de los verbos terminados en “er”, veamos algunos ejemplos a continuación. “Ir al cine a ver un estreno” se dice “premi-er”, “llegar temprano para conseguir un buen sitio” es “lug-ar” (éste se coló), “sentarse en la fila de adelante” es “prim-er” y “quedar en plano diferido” es “terc-er”. Estos cuatro verbos por lo general se utilizan juntos. “Comprarse un problema para siempre” se dice “muj-er”. Es un verbo esencialmente masculino, aunque a veces se utiliza también en el ámbito femenino. Y curiosamente, es un verbo que tiene múltiples acepciones, como por ejemplo “mirar detalladamente a otras mujeres para criticar cómo están vestidas”, “tener humor cambiante sin saber por qué”, “sacar la mano por la ventanilla del automóvil para señalar una vidriera”, y otras por el estilo. Aunque a mucha gente no le guste, “tener muchas gallinas que no saben qué hacer” se dice “Rív-er”. Bueno, no lo tomen a mal. Es un chiste. Recuerden que yo soy “bostero”. “Arreglar las cosas descompuestas” se dice “tall-er”, “apostarse en la puerta de un edificio o mansión” se dice “uji-er” y “tener mal genio” se dice “caráct-er”. El verbo “secret-er” significa “utilizar un escritorio para escribir bol…”. Por las dudas, les cuento que estoy escribiendo este texto sentado a una mesa en el comedor de diario de mi casa. Los verbos con la terminación “ir” son más raros que los otros, pero vean a continuación algunos ejemplos. El verbo “em-ir” implica “darse una vida de príncipe”, y “chuparse todo” se dice “elix-ir”. Cuando queremos transformar un verbo en intransitivo –es decir, que la acción se refiere a uno mismo y no a terceros-, se le agrega el sufijo “se” al final. ¿Qué si es sufijo va al final? Bueno, yo lo sabía, pero no sabía si ustedes lo sabían. Un verbo intransitivo que significa “cometer un error de por vida” es “casar-se”. No sólo es intransitivo, sino también irreparable. ¡Y pensar que hay hombres que cometen ese error una y otra vez! Por algo que se dice que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. Yo no sé si tropieza dos veces con la misma piedra, pero de lo que estoy seguro es que quien hace eso, es un animal. Iba a hacer un chiste político con el verbo “milit-ar”, pero me parece que mejor lo dejo para otra ocasión. Bueno, voy a terminar aquí porque no me acuerdo de ningún otro verbo. ¡Ah sí, me acordé de uno que me está llegando de a poco! Es el verbo “alzheim-er”. Hasta la próxima.

Este relato forma parte de la serie «Relatos en positivo».

Deja un comentario