Madre

Virgen María¿Qué nos espera al final de esta vida empedrada de silencios? Quizás una inexplicable soledad que cierna los sentidos. Tal vez una densa oscuridad que nos envuelva. El camino es largo, azaroso. No atisbamos el final. Sin embargo, la puerta oscura del vacío nos invita a transponerla. Y sólo una mujer, una moderna Eva, nos alienta. Sólo alguien que supo ver morir un hijo, puede parir una esperanza.

Este texto forma parte de las series “Reflexiones sin flexiones” y «Con efe de Fe».

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