GPS de vida

Muro 2

A la vera de un tiempo que se agota en instantes sutiles, encorvando las espaldas con el yugo de sentidos sin razón, el hombre destina su destino en pasos limitados por muros de concreto que enmarcan el sendero y cercan la mirada. Sólo a veces el hombre se remonta sobre el vallado gris tanteando atardeceres de soles inconclusos y nubes con forma de distancia. Sólo a veces “periscopia” la vista alrededor de sí para ensanchar el campo de conciencia. Sólo a veces refleja los reflejos de la luna sobre la superficie acuosa de la mente. Aun así, camina en línea recta sobre una autopista retorcida, iluminada apenas por el farol brillante de la fe.

Este texto forma parte de la serie “Reflexiones sin flexiones”.

Cuento “concreto”

ConcretoDespertó en medio de una incómoda cuna que lo sostenía con firmeza en su incomodidad. La espalda apoyada fuertemente contra el piso acompañaba la línea recta del continente, mientras que el contenido – él mismo – se acomodaba de la peor manera en el recinto. No recordaba con certeza los sueños más recientes, pero los sentía a pleno en el cuerpo entumecido. Quiso mover los brazos pero éstos no le respondieron. Intentó con las piernas pero tampoco pudo. Apenas la cabeza respondía levemente a la presión del cuello. Un ruido seco lo golpeó y ya no supo más. La tumba de concreto se hundió lentamente en el río.

Este relato pertenece a la serie “Cuentos incontables”.

Quid pro quo (Algo a cambio de algo)

Quid pro quoLas sombras flotaban sobre la etérea oscuridad del cuarto extraviadas entre paredes de concreto. En pesada densidad, ocupaban por pares los espacios, intimando con los sueños. Repentinamente, un rayo hendió la noche, y el silencio, acorralado tras un muro, exhaló pequeñas letanías. Todo el estigma insensato de la vida se desmembró en un instante y sacudió en sus cimientos la razón. Los signos capitales de la ausencia, suspendidos en un espacio atemporal, se sucedieron sin pausa y sin sosiego, hasta que nuevamente un capullo color nada floreció entre suspiros y terminó extraviado en un vacío sin fin.

Este relato forma parte de la serie “Relatos extravagantes (algunos incluso raros)”.