Los cuentos breves, brevísimos, híper breves, extra small, pequeñísimos, o cualquier otro nombre por el estilo que querramos darles, son aquellos que con una economía extrema de palabras tienen una presentación, un desarrollo y una conclusión.
La característica más relevante es que son «sesudos» y están lejos del «chiste» y del «humor de los asados».
El mejor y más famoso ejemplo de este tipo de prosa es el de Augusto Monterroso, que en sólo siete palabras definió: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí».
Muy pocas palabras que dieron lugar a muchísimas interpretaciones.
¿Sería efectivamente un dinosaurio?
¿Estaría hablando del cerebro reptílico que el hombre tiene como una parte original de su cerebro más evolucionado?
¿Habrá sido un sueño?
Y como éstas, muchas otras más, incluso las que se les pueden ocurrir a ustedes.
A continuación les presento un compilado de algunos de los minicuentos que escribí, algunos de los cuales ya fueron publicados en este blog y otros son originales.
Elegí aquellos que más pueden tener que ver con este momento de pandemia y cuarentena que estamos viviendo en el mundo.
Aquí van.
Espero que les gusten.
Destino I
Al fin llegó al fin.
Destino II
Al mirar atrás, vio su futuro.
Desilusión
El día llegó al fin y se vio solo.
Cuarta dimensión
Al salir de la casa, volvió al presente.
Memento I
Tras el silencio explotó la ira.
Memento II
Un instante después todo era pasado.
Contrición
Cuando volvió la mirada, rompió a llorar.
El día después
Sólo el silencio acompañó su llanto.
Estos minicuentos forman parte de la serie “Cuentos diminutos”