Amanecer

amanecer-2Un rayo de sol se filtra por la ventana abierta y una brisa celosa se cuela entre los pliegues de una cortina muda. El dintel carga sobre sí la pesadez del muro y de los sueños que huyen por el vano. Los postigos baten el silencio de la calle. Los alzapaños sostienen los sentidos para que no oscurezcan la mirada. Y las sombras, con miedo, se refugian en las rajas del piso de madera. Así comienza un nuevo día. Así comienza una nueva vida.

¡Feliz Año Nuevo para todos!

Este texto forma parte de la serie “Reflexiones sin flexiones”.

El adiós

HorizonteMiraba el horizonte como queriendo atrapar la esencia de las nubes que cubrían por momentos la línea imaginaria entre cielo y océano. Una cálida nostalgia comenzó a teñir sus ojos de un rosado intenso, y un recuerdo penetrante se abrió paso desde quien sabe qué portal oculto en un muro de sombras infranqueables. Claramente revivió el momento de la despedida. Claramente las imágenes volvieron a presentarse nítidas. Y no sólo ellas. También los sonidos, los olores, y sobre todo, el contacto con la piel aquella que adoraba y añoraba. Cuando la nave estaba a punto de zarpar, pensó que tal vez ella tomaría una decisión diferente de aquella que la alejaba definitivamente de él. Pero fue una esperanza malograda. El barco partió y ella en él. Permaneció en el muelle mirando el horizonte, hasta quedar completamente solo.

Este relato forma parte de la serie “Relatos al por menor”.

GPS de vida

Muro 2

A la vera de un tiempo que se agota en instantes sutiles, encorvando las espaldas con el yugo de sentidos sin razón, el hombre destina su destino en pasos limitados por muros de concreto que enmarcan el sendero y cercan la mirada. Sólo a veces el hombre se remonta sobre el vallado gris tanteando atardeceres de soles inconclusos y nubes con forma de distancia. Sólo a veces “periscopia” la vista alrededor de sí para ensanchar el campo de conciencia. Sólo a veces refleja los reflejos de la luna sobre la superficie acuosa de la mente. Aun así, camina en línea recta sobre una autopista retorcida, iluminada apenas por el farol brillante de la fe.

Este texto forma parte de la serie “Reflexiones sin flexiones”.

Quid pro quo (Algo a cambio de algo)

Quid pro quoLas sombras flotaban sobre la etérea oscuridad del cuarto extraviadas entre paredes de concreto. En pesada densidad, ocupaban por pares los espacios, intimando con los sueños. Repentinamente, un rayo hendió la noche, y el silencio, acorralado tras un muro, exhaló pequeñas letanías. Todo el estigma insensato de la vida se desmembró en un instante y sacudió en sus cimientos la razón. Los signos capitales de la ausencia, suspendidos en un espacio atemporal, se sucedieron sin pausa y sin sosiego, hasta que nuevamente un capullo color nada floreció entre suspiros y terminó extraviado en un vacío sin fin.

Este relato forma parte de la serie “Relatos extravagantes (algunos incluso raros)”.