El esposo equivocado

Pareja tomada de la manoEste relato está basado en un hecho de la vida real.

Marta y José eran un matrimonio muy unido. Tanto, que en todas las salidas caminaban tomados de la mano, conservando la costumbre adquirida en la época de novios. Un día, al asistir a un espectáculo de un famoso artista, era tal la cantidad de gente que abandonaba el teatro que por un instante perdieron el contacto. Manoteando desesperadamente, volvieron a aferrarse de inmediato y continuaron saliendo de la sala. Al llegar a un lugar menos atestado, Marta miró hacia José. Éste le devolvió la mirada. Luego, ambos dirigieron la vista hacia el extraño al que Marta llevaba de la mano.

Este relato forma parte de la serie “Cuentos de cien palabras”.

¡Qué amable el señor de la mesa de al lado!

Pareja cenandoSentados en una esquina del salón comedor del lujoso restaurante, la joven pareja se prodigaba arrumacos a la vista de los comensales. Habían cumplido su primer año de novios y lo festejaban gastando el aguinaldo en una comida placentera. El mozo acercó el menú y un pequeño bol que contenía una deliciosa crema de palta. El novio ofreció a la novia un trozo de pan untando en la crema, pero la joven lo rechazó cortésmente: a ella no le gustaba la palta. En la mesa vecina, un solitario comensal observaba la escena atentamente. De pronto, sin aviso previo, se acercó, y dirigiéndose a la joven, le dijo con amabilidad: “Disculpe la intromisión, pero veo que no gusta del aperitivo. Le cedo esta porción de paté de foie especialidad de la casa que me trajeron y que resultó exquisito. Queda sólo un poco, pero podrá saborearlo”. Ella agradeció el gesto con una sonrisa complacida. El hombre regresó a su mesa. Algo más tarde, el vecino volvió a acercarse. “Disculpen nuevamente, pero sugiero que prueben estos dos langostinos marinados que les ofrezco. Yo comí otros cuatro y son excelentes. Además, estoy satisfecho”. Esta vez fue el joven quien dio las gracias con gesto amable. Casi al final de la cena, el comensal se acercó una vez más portando una botella de vino llena hasta la mitad. Casi con vergüenza les dijo: “Perdonen la impertinencia, pero pedí una botella grande y no la voy a terminar. Háganme el favor de aceptarla”. La pareja agradeció al unísono, y el cumplido vecino los saludó y se retiró. Los jóvenes quedaron comentando lo curioso de la escena y disfrutando de una copa de buen vino. Cerca de la medianoche, los jóvenes decidieron retirarse. Pidieron la adición, y al traer la cuenta el mozo, comprobaron que…

(Elige tu final escribiéndolo en Deja un comentario” haciendo click en el círculo gris de la parte superior derecha junto al título del relato):

  1. Había sido pagada por el otro comensal
  2. Además de su cena, les cobraban también seis langostinos marinados y una botella grande de buen vino
  3. ¿Qué otro final se te ocurre? (agregarlo en “Deja un comentario”)

Este relato forma parte de la serie “Relatos extravagantes (algunos incluso raros)”.