Miscelánea de pavadas

  • Diosa KaliEn la farmacia: ¿Quiere algo, don? Sí, algo-dón.
  • La mujer burguesa en Hamburgo, ¿es una Hamburguesa?
  • ¿Qué auto tiene la auto-ridad?
  • Se enojó y le dio una cachetada en el bofete (¿o al revés?)
  • Si sortean un rebaño de vacas, ¿es ganado o hay que ganarlo?
  • El Primer Ministro ruso Vladimir Putin es apoyado por la comunidad gay.
  • En la nada, nada nada.
  • Dijo Noé: “No-he sido favore-cido”
  • Put on en inglés significa gay
  • ¿Cómo serán los huevos de un pato-vica?
  • Está comprobado que la música colombiana engorda: es pura salsa y merengue
  • Bolero: Puesto a elegir, prefiero los bóxer
  • Si el sexo regular no es bueno, ¿por qué dicen que es bueno regular el sexo?
  • Los perros no maúllan porque no son bilingües
  • Si “ósculo” es el nombre culto de “beso”, ¿»astrolabio» será el nombre culto de “pedo”?
  • Puso la cuarta y anduvo de primera
  • ¿Usted es un segundón? Según, don
  • Llegó cuarto al cuarto a las y cuarto
  • Ana Quintana llegó quinta a la quinta
  • El stress de las tres me llegó a las cuatro
  • Frotó la lámpara y salió Eugenio… digo, el genio
  • Si el minuto tiene sesenta segundos, ¿cuántos primeros tendrá?
  • Vivía desconectado de la realidad. Era de aquellos que miraban la hora en el almanaque.
  • El problema de los adelantados es que muchas veces quedan solos
  • Exclamación: Cáspita. Me falló el shampú.
  • Quiero conocer a ese muchacho. Apuesto que es apuesto
  • Si abogar es “defender en juicio” y también “interceder, hablar a favor de alguien”, los abogados, ¿no deberían llamarse “abogantes”? Porque abogado es un gerundio, que implica una acción ya realizada. Si no, a una persona orgullosa y altiva, ¿no deberíamos llamarla “arrogado”, en vez de “arrogante”?
  • Edward, tú que hablas inglés, pídele la factura a Bill. OK. Bill, give me the bill.
  • Estás cianótica, Celeste.
  • Alicia, quiero que seas mimosa. Lo siento, Roberto, ya trabajo en otro restaurante.
  • Tras las crisis de la construcción y la inmigración en Alemania, ¿cómo está la cuestión inmobiliaria? Inmóvil y aria.
  • “Ni a palos salgo del puerto”, dijo Colón.
  • La diosa Khali gastaba una fortuna en manicura.
  • Por esa costumbre que tenía de comerse las uñas, la diosa Khali se convirtió en la Venus de Milo.
  • Al botones del hotel le sobraban ojales
  • En un estado del centro de los Estados Unidos, a las malas personas se les dice “hijos de Utah”
  • Contrasentido: El dolor, cuanto más grave, más agudo.
  • Élida: Era tan fría y distante que en lugar de llamarla por su nombre, le decían “Gélida”
  • Eso es soez – le dijo
  • Si hay una hombría de bien, ¿hay una mujería de mal?
  • “Ayer fui a una conferencia de un famoso médico anestesista”. “¿Y cómo te fue?” “Me quedé dormido”.
  • A los hombres con presente les encantan las mujeres con pasado
  • ¿Cómo se llama la enfermedad que les agarra a los beduinos cuando pierden un camello? Síndrome-dario
  • Es de los que se paran frente a La Gioconda y preguntan: ¿De qué se ríe esta mina?
  • La Hewlett Packard me dio una buena impresión
  • El que en Holanda la busca, La Haya
  • Los belgas festejan Halloween en Brujas.

Estos textos forman parte de la serie “Textos improbables”.

Sexólicos anónimos

El otro día me encontré con un amigo que hacía mucho tiempo que no veía. -¿Dónde vas?- le pregunté. –Voy a la reunión de sexólicos anónimos- me respondió. -¿Qué es eso?- le insistí. Me contó que eran unas reuniones para los adictos al sexo. Me entusiasmé. -¿Puedo ir?-, le pregunté. Entonces me explicó que eran para las personas que tenían al sexo como enfermedad, así como los alcohólicos, los drogadictos, los fóbicos, los jugadores compulsivos o los adictos al trabajo. Me despedí confundido. Que la adicción al trabajo sea una enfermedad, estamos de acuerdo. Pero, ¿al sexo? Si fuera una enfermedad, hoy seríamos seis mil millones de contagiados. ¡Toda una epidemia! Como no quería quedarme con la intriga, entré en Internet para averiguar qué hacían en las reuniones de sexólicos anónimos. Cuando vi que eran charlas teóricas para controlar los impulsos sexuales, se me pasó el entusiasmo. De buena gana me inscribiría en los trabajos prácticos, pero ¿clases teóricas?… Dicen que así como el alcoholismo es una enfermedad evidente, la del sexo es una enfermedad invisible. Yo más bien creo que es bastante visible, o que se va haciendo visible a medida que uno toma de esas pastillas color rosa. ¿Qué las pastillas de Viagra son celestes y no rosas? Como se nota que las toman. ¡Los agarré in fraganti! Parece que en la estadística de la enfermedad sexual, los varones ganamos por gónadas… quiero decir, por goleada: hay seis sexópatas varones por cada sexópata mujer. ¡Y eso que en el mundo hay ocho mujeres por cada varón! Pensándolo bien, a lo mejor es por eso, porque la oferta supera largamente a la demanda. ¿Cuál es el origen de las adicciones sexuales? Parece ser que surgen cuando se rompe el mapa del amor. Esto de romper el mapa del amor me hace acordar a la encargada de la mapoteca del colegio, que encontró el amor arriba de un mapa. ¡Y qué recorrido! Empezó en América del Norte y terminó en Australia. Agotada, pero feliz. Ahora está probando de recorrer las provincias, los estados, las poblaciones… Al mapa del amor también lo llaman química sexual. Yo en el secundario tuve química orgánica, química a secas y merceología, pero química sexual nunca me enseñaron. ¡Qué lástima! Estoy seguro de que habría sacado una buena nota. En el secundario también aprendí que en el Congo hay una tribu de monos llamados Bonobo que tienen el hábito de copular durante todo el día, todos contra todos. O mejor dicho, todos con todos. ¡Esos sí que necesitan ir a las reuniones de sexópatas! Yo quise mudarme allí pero no conseguí la visa. Luego probé con mastercard, pero tampoco. Desilusionado, me quedé aquí, pero no abandono la idea de visitar algún día esa apasionante región del África Central que dicen que es virgen. Aunque si fuera virgen, los monos no harían lo que hacen. Otros animales que tienen sexo como animales son los leones. ¿Saben ustedes cómo hacen el amor los leones? ¿No? ¡Igual que los rotarios! Já, já. El chiste es viejo, pero todavía efectivo. Bah, me parece a mí, al menos. El sexo entre animales de distinta especie es algo bastante más común de lo esperado. Un caso muy conocido es el del perro-lobo, que es el resultado de la unión de un lobo con una perra. Otro caso es el del oso hormiguero, que surge de la cópula de un oso con una h… ¡Qué caso raro!, ¿no? ¿Y el del mono araña? ¿Y el pez espada, el pez martillo y el pez serrucho? ¿Y el pájaro carpintero? No sé cómo se consiguen esas cosas. Si se popularizaran estas asociaciones de animales diversos tendríamos jirafantes, ballenas cebradas, hipopodrilos, gatoros… ¡y hasta delfisaurios! Pero no, esas parejas son una anomalía. Anomalía viene de anómalo, que hace referencia a una enfermedad llamada hemorroides o almorranas. Las almorranas no son una enfermedad sexual ni tampoco una asociación entre las ranas y las almohadas. ¿Se imaginan dormir con la cabeza apoyada en un bicho que se pase la noche croando? Los animales deben respetar su propia especie. Y los vegetales también. No concibo una mezcla de sandía con uva; no concibo un revoltijo de naranja con banana; no concibo… ¡Claro! ¿Cómo voy a concebir, si soy varón? Lo único que me faltaba. Entonces sí que tendría que ir a sexólicos anónimos. Y cuanto más anónimos, mejor. Hasta la próxima.

Este relato forma parte de la serie «Relatos en positivo».