Contrición

Revuelo de palomasUna vez más encerró los recuerdos entre los ojos. Una vez más abotonó el chaleco hasta el ojal más cercano a la garganta, como queriendo escapar del frío que pugnaba por colarse bajo el abrigo. Las lágrimas se densaban en las frías mejillas haciendo surcos entre las pestañas y la boca. Pensó en todo lo sucedido: la pelea con la esposa, los gritos, los restos de vajilla adornando el mosaico de la cocina. Y todo por esa tonta aventura, que de amorosa ya no tenía ni siquiera el nombre. Y allí estaba, solo de soledad absoluta, sentado en el banco del parque en plena noche invernal, añorando la tibia caricia que cada mañana lo despertaba de su sueño. Una vez más se arrodilló en la grava y pidió perdón. Las palomas volaron asustadas, sobresaltadas por el ruido del disparo y el fogonazo que iluminó la noche.

Este relato forma parte del libro “Ciento un relatos que siento uno” publicado en Diciembre de 2010.