Noche de brujas

Noche de brujasEs noche de brujas. La luna, ausente, preside un cielo sin estrellas. Las sombras estiran sus formas ocupando hasta el último rincón. Unas figuras lóbregas parecen deslizarse junto a las paredes, mientras un gato deja oír su maullido lastimero y el olor a azufre hiere el olfato. De pronto, alzándose del suelo, un ente tenebroso compacta el aire a su alrededor y se muestra radiante de densa oscuridad. El hedor se torna insoportable. El ente se desliza raudo hasta una figura con forma de mujer y se funde con ella en un abrazo agónico. Un murmullo jadeante crece lentamente hasta mutar en un grito visceral. Luego, el silencio. Por la mañana, todo parece ser igual a cualquier día, excepto por la novedad de un demonio diminuto creciendo en un vientre de mujer.

Este relato forma parte del libro “Ciento un relatos que siento uno” publicado en Diciembre de 2010.

Súcubo

Súcubo 1Cada noche el joven monje se desplomaba sobre la litera de la pequeña celda monacal con la angustia corroyéndole el espíritu. Sabía que el demonio en forma de mujer se introduciría una vez más en sus sueños para seducirlo, alimentándole las fantasías y llevando al paroxismo la respuesta del cuerpo modelado por el cilicio mortificante, la penitencia y el ayuno. Cada noche se repetía el tormento al que no podía sustraerse, en una mezcla de contrición culposa y oculto deleite. La sensualidad y belleza de la onírica hembra lo envolvían con gestos amorosos y mórbidos aromas. Las múltiples caricias, hipotéticas en la realidad del sueño, reales en la irrealidad de la quimera, lo recorrían por entero y encendían su sangre tantas veces contenida. Esa noche, como todas las noches, se recostó en el lecho y se cubrió con el raído cobertor tejido al telar. Cerró los ojos, sólo para advertir una vez más la aparición incandescente de la mujer. Al abrirlos, como hacía habitualmente para espantar a la alucinación, vio con sorpresa inocultable que esta vez la hembra seguía allí.

Súcubo: Demonio que toma la forma de una mujer de extrema belleza para seducir a los varones en sus sueños. El mito del súcubo surgió como explicación del fenómeno de las poluciones nocturnas y la parálisis del sueño.

Este relato forma parte de la serie “Relatos extravagantes (algunos incluso raros)”.