El monstruo

SubterráneoEl largo túnel tenebroso, invadido por oscuras soledades, dejaba ver de tanto en tanto un halo mortecino en el abovedado techo de la hosca galería subterránea. El monstruo avanzaba a gran velocidad, devorando la distancia, bamboleando grotescamente el cuerpo, gimiendo un rugido imperceptible a veces, atronador las más, que generaba un cierto espanto. Al voltear una profunda curva, aminoró la marcha. Allá lejos, cien metros por delante, un tenue resplandor cobraba poco a poco mayor intensidad. Tras un instante de vacilación, continuó el lento avance. La luz terminó de invadirlo y se detuvo. El tren había llegado a la estación.

Estos relatos forman parte de la serie “Cuentos de cien palabras”.

Seducción

Lo miraba desde la transparencia de unos ojos tan celestes como las deliciosas mayólicas que adornaban las paredes de la estación del subterráneo, al tiempo que le brindaba una sonrisa entre burlona e insinuante. Su ego, insuflado de varonil orgullo, lo impulsó a imaginar un rápido coqueteo y una conquista fácil, preludio de una noche que prometía ser  inolvidable. En el instante en que emprendía el abordaje, las ventanillas de un tren que circulaba por la vía opuesta le devolvieron su propia imagen borroneándose en medio del andén. Con disimulo comenzó a silbar una canción, mientras cerraba el paraguas ominosamente abierto.

Este relato forma parte de la serie “Relatos re latos”.